La OMS y su llamado a la acción para proteger a la juventud online

En la actualidad digital, las pantallas y las plataformas en línea son una parte esencial del día a día de la juventud. Sin embargo, esta situación trae consigo retos crecientes relacionados con el bienestar mental de los jóvenes, un asunto que aún no cuenta con suficiente atención ni las salvaguardias necesarias. Estudios recientes de entidades internacionales destacan la urgencia de adoptar medidas que aseguren ambientes digitales seguros y favorables para los adolescentes.

El entorno digital se ha convertido en un determinante crucial del bienestar psicológico juvenil, al mismo nivel que otros espacios fundamentales como la escuela o el hogar. Sin embargo, a diferencia de estos ámbitos tradicionales, el mundo online carece de regulaciones sólidas que protejan a los menores frente a riesgos tan serios como el ciberacoso, la exposición a contenidos dañinos y la influencia negativa de ciertos estándares estéticos. Los algoritmos que rigen muchas plataformas digitales priorizan la maximización de la atención y el beneficio económico, sin ofrecer mecanismos que reduzcan el impacto perjudicial que pueden tener sobre la salud mental.

Entre los riesgos más significativos se encuentran la difusión de mensajes de odio, la inducción indirecta a conductas autodestructivas y la intensa publicidad de productos perjudiciales para la salud. Estos factores, junto con la presión incesante de adaptarse a normas de belleza inalcanzables, forman un panorama que impacta negativamente la autoimagen y el bienestar emocional de los jóvenes. En este entorno, la salud de los jóvenes enfrenta una situación predominada por intereses comerciales que no necesariamente priorizan su cuidado y protección.

Además, se ha identificado una falta notable en cuanto a la especificación de responsabilidades claras por parte de las principales compañías tecnológicas. Aunque numerosas políticas gubernamentales aún ponen mayor énfasis en la educación personal o el control parental como principales métodos de regulación, existen pocas o ninguna regulación que haga a las plataformas responsables por el impacto de sus productos digitales. La carencia de sistemas eficaces que permitan a los jóvenes participar en las decisiones que afectan su experiencia en línea también es un déficit destacable.

Para enfrentar estos retos, especialistas en salud digital sugieren una serie de medidas inmediatas y concertadas que deben dirigir las acciones de gobiernos, corporaciones y ciudadanos. Entre las recomendaciones principales está considerar el bienestar digital como una prioridad fundamental de salud pública, dándole la misma relevancia que a otros factores sociales y ambientales. También se propone la necesidad de restringir y modificar las funciones adictivas o peligrosas en las plataformas digitales para disminuir el riesgo de dependencia y daños psicológicos.

La formación especializada del personal sanitario para acompañar un uso saludable de la tecnología es otro de los pilares señalados, junto con la promoción de una alfabetización digital crítica entre la juventud. Esta última busca dotar a niños y adolescentes de las herramientas necesarias para entender, analizar y gestionar de manera consciente y segura su interacción con los medios digitales. Paralelamente, se enfatiza la importancia de invertir en alternativas presenciales para el ocio y el desarrollo social, promoviendo actividades que favorezcan el bienestar físico y emocional fuera del ámbito digital.

Finalmente, es esencial fortalecer la regulación en el área de la tecnología con leyes más estrictas y eficientes para garantizar que la industria cumpla con responsabilidades precisas y bien definidas. Se resalta la importancia de una administración digital que incorpore una perspectiva de derechos humanos, apta para abordar los rápidos y complejos cambios de la sociedad actual, teniendo en cuenta la equidad y la justicia social.

Proteger la salud mental de las generaciones venideras en un mundo cada vez más digital es un reto compartido que requiere dedicación y acción inmediata. Solo con políticas públicas integrales y colaborativas se logrará transformar el entorno digital en un espacio seguro, inclusivo y positivo para el desarrollo integral de los jóvenes. La visión presentada es ambiciosa: que las tecnologías no sean una amenaza para la salud mental, sino una oportunidad para construir sociedades más saludables, empáticas y resilientes.

By Gabriela Hernandez González

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