Nadia Calviño lleva a España a lo más alto de la UE | Economía

La vicepresidenta económica del gobierno español, Nadia Calviño, lleva casi veinte años viajando entre Madrid y Bruselas. Un largo viaje personal durante el que la futura presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI) se despojó de su piel tecnocrática para convertirse en un caparazón político y en el que vio de primera mano el hundimiento de su país en el abismo de la gran recesión y su vuelta a la normalidad. convertirse en el gran país de la UE con las mayores tasas de crecimiento económico. Calviño vuelve a volar a una capital de la UE (esta vez Luxemburgo, sede del BEI), lo que permite a España obtener por primera vez la presidencia de un brazo bancario de la UE que, sólo en 2022, ha financiado proyectos por casi 76.000 millones euros.

Además, España asciende por primera vez desde la crisis bancaria de 2008 a uno de los primeros puestos de la UE, tras haber conquistado la vicepresidencia del BCE (con Luis de Guindos) y la vicepresidencia de la Comisión Europea (con Josep Borrell, también responsable del Servicio Europeo de Acción Exterior).

La vicepresidenta y ministra de Economía deja así a España en lo más alto de la UE, en términos institucionales y económicos. El reto para el actual Gobierno y para su relevo en la economía será mantener la bandera igualmente alta en la próxima legislatura y en el reparto de cargos comunitarios que se producirá tras las elecciones europeas de junio de 2024.

Calviño alcanzó la cima de Europa tras una doble carrera que le permitió rentabilizar políticamente en España el capital del prestigio técnico acumulado en Bruselas. Pero no se trata sólo de un salto personal. Con ello, también aumenta el prestigio de España en las organizaciones europeas. España no ocupaba la presidencia desde 2007, cuando expiró el mandato de Josep Borrell al frente del Parlamento Europeo.

Los pasaportes españoles fueron eliminados de los principales organigramas comunitarios tras la crisis financiera (2008-2012), cuando Berlín castigó a España por su supuesta irresponsabilidad fiscal y económica al permitir la creación y el estallido de una enorme burbuja inmobiliaria y bancaria. Paradojas de los dados geoeconómicos: La Copa de Europa vuelve a sonreír a España justo cuando Alemania atraviesa dificultades presupuestarias, una crisis de su modelo económico y ha perdido a varios altos cargos de la UE (como el MEDE o la JUR).

El ascenso europeo de Calviño coincide además con el fin de la presidencia española de la UE, que permitió al ministro dejar su huella en la reforma de un Pacto de Estabilidad que eliminará en gran medida el dogmatismo alemán sobre las cifras de déficit y ganará flexibilidad y coherencia gracias a una regla de gasto adaptada a las circunstancias económicas de cada momento. La figura vacilante del actual Ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, siempre al borde de la dimisión, no podría ilustrar mejor los cambios de suerte entre Madrid y Berlín.

Para Calviño también supondrá, en cierto sentido, una nueva vida después de cinco años en las trincheras nacionales y bajo el foco de muchos medios. La presidencia del BEI ha sido, al menos hasta ahora, un lugar tranquilo, a salvo de conmociones graves. Pero todo indica que el Banco podría entrar en una fase mucho más ambiciosa, tanto por el perfil de la primera mujer en asumir la presidencia, como por las grandes tareas que le esperan: participar en la reconstrucción de Ucrania tras la guerra y asumiendo un protagonismo el crecimiento de los fondos estructurales europeos en plena evolución hacia un modelo basado en subvenciones y préstamos a cambio de reformas. En todos estos ámbitos, la experiencia de la empresa española juega a favor de que el BEI se convierta en uno de los grandes protagonistas de la reformada Unión Europea que se avecina en el nuevo escenario geoestratégico global.

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